La lectura es un aprendizaje de alta complejidad que requiere una madurez neurológica, un perfil cognitivo adecuado y factores ambientales para desarrollarse. En la actualidad, una buena base lectora es fundamental para que nuestros niños sigan con normalidad su paso por la etapa escolar. Pero… ¿Qué ocurre cuando mi hijo o mi hija muestra dificultades en este aprendizaje?
En la actualidad se estima que entre un 5 y un 17% de la población de edad escolar presenta un Trastorno del Aprendizaje (de aquí en adelante llamaremos Dislexia), y se considera uno de los trastornos más frecuentes en el etapa educativa.
A pesar de los avances que se han ido introduciendo en los últimos años en nuestro sistema educativo, los aprendizajes a través del código escrito siguen siendo los más utilizados, por encima de los manipulativos y/o experimentales.
Cuando un/a alumno/a muestra dificultades en la adquisición del proceso lector, es necesario que el equipo docente y la familia haga un buen seguimiento para derivar a los profesionales especializados que determinen si se trata de un retraso en su aprendizaje, o si bien, podemos hablar de una Dislexia (Trastorno Específico del Aprendizaje (38, según DSM-V), tanto de la lectura (F81.0), como de la escritura (315.2).
En este sentido, realizar una buena evaluación de las dificultades es clave para verificar la existencia de una Dislexia, y primordial para elaborar el plan terapéutico. Esta evaluación debería ser multidisciplinar, a fin de que cada profesional examine su área con precisión, y descarte posibles causas explicativas de las dificultades lectoras.
La Dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura de carácter persistente y específico, pero con un tratamiento concreto e individual, facilitamos su paso por la etapa educativa y proporcionamos estrategias para facilitar su día a día.